La ciudad se caracterizaba por ser el centro administrativo, comercial y social de chile de aquel entonces.
Las más importantes estaban organizadas en cabildos, cuya autoridad máxima era un alcalde, secundados por corregidores y oficiales.
La plaza constituía el lugar más importante, en ella se ubicaba la iglesia principal, la sede del Cabildo, en el caso de Santiago la residencia del Gobernador y La Real Audiencia, el mercado, el comercio y las viviendas de los vecinos más importantes.
También en ella se realizaban las celebraciones, fiestas religiosas, entretenciones, como las corridas de toros y la aplicación de la justicia.
El ritmo de vida estaba regido principalmente por la luz del día, el calendario de festividades religiosas y civiles, y acontecimientos ocasionales que le daban un especial colorido y dinamismo.
Se comenzaba temprano, partiendo por los oficios religiosos, luego actividades diarias tales como el comercio, los negocios, la educación, mandados y otros.
Después de mediodía, las personas se retiraban para almorzar y a una merecida siesta, más tarde el ajetreo diario regresaba a su normalidad hasta la puesta del sol, momento en que las familias se reunían en sus hogares, para conversar, realizar tertulias y ponerse al día en los últimos chismes, comiendo alrededor de las diez de la noche, para retirarse después a dormir.
Las más importantes estaban organizadas en cabildos, cuya autoridad máxima era un alcalde, secundados por corregidores y oficiales.
La plaza constituía el lugar más importante, en ella se ubicaba la iglesia principal, la sede del Cabildo, en el caso de Santiago la residencia del Gobernador y La Real Audiencia, el mercado, el comercio y las viviendas de los vecinos más importantes.
También en ella se realizaban las celebraciones, fiestas religiosas, entretenciones, como las corridas de toros y la aplicación de la justicia.
El ritmo de vida estaba regido principalmente por la luz del día, el calendario de festividades religiosas y civiles, y acontecimientos ocasionales que le daban un especial colorido y dinamismo.
Se comenzaba temprano, partiendo por los oficios religiosos, luego actividades diarias tales como el comercio, los negocios, la educación, mandados y otros.
Después de mediodía, las personas se retiraban para almorzar y a una merecida siesta, más tarde el ajetreo diario regresaba a su normalidad hasta la puesta del sol, momento en que las familias se reunían en sus hogares, para conversar, realizar tertulias y ponerse al día en los últimos chismes, comiendo alrededor de las diez de la noche, para retirarse después a dormir.
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